viernes, 19 de julio de 2013

LA CUDA

Por: Leopoldo Vásquez Núñez


LA CUDA

En la sierra norte del Perú, más frecuente en Cajamarca, Amazonas y San Martín, es común la existencia de un duende o fantasma, que le denominan “la cuda”, que se presenta como una tentación, más a los hombres que a las mujeres, mayormente en el silencio de la noche o a veces en el día, cuando las personas se encuentran en parajes solitarios, como bosques sombríos o caminos despoblados. Con el objeto de tener una mejor idea, voy a narrar algunos acontecimientos que me han contado en mis innumerables viajes por diferentes lugares y también he sido testigo de algún hecho.



A mediados del siglo pasado, década del 50; en el caserío Tambillo de Cutervo, un habitante del lugar que podemos llamarle Junan Quiroz, salió de su casa cerca al anochecer, como se dice entre oscuro y claro a recoger su ganado, y al caminar por un sendero solitario, a la orilla de una quebrada, cuyas aguas claras forman remansos como pequeñas lagunas, en una de ellas, en la orilla opuesta a donde pasaba el citado señor, vio una mujer delgada, de hermosa cara, vestida de falda (fondo) y sombrero que lo estaba mirando, al fijarse bien, observó que tenía una de las extremidades inferiores en forma de una pata de gallina, que lo dejó absorto y de miedo, la mujer fue metiéndose en el agua hasta desaparecer, al llegar el hombre a su casa contó el hecho, botando espuma por la boca y murió.

A inicios del siglo pasado (1920), cuando el transporte se hacía en bestias de carga, porque no existían carreteras, generalmente mulas y caballos, con los conductores llamados arrieros, siendo los viajes largos, de varios días, acampando por las noches en parajes solitarios, buscando protegerse del frío o aguacero, que podía ser una cueva o alguna choza abandonada, sus bestias los maneaban, con una manea corta de pocas aldabas y con llave para que no se alejen del lugar, pero sucedía que la cuda en la oscuridad de la noche, se les presentaba, cantando o gritando fuertemente, repitiendo su nombre, cuda, cuda, cuda y no les dejaba dormir o le quitaba sus cosas, generalmente les jalaba las frazadas, llevándolas a lugares inaccesibles, también llevaba las bestias con maneas y todo a lugares muy alejados y en una sola noche, a veces las retiraba a distancias tan largas que tenían que caminar 3 días para recatarlas, haciéndoles perder el tiempo; el secreto para alejar a la cuda es insultarla con palabras soeces o aventarle excremento, lo que la aleja, gritando, diciendo cochino, cochino, porque a los rezos y oraciones no hace caso.

Cuando se construyeron las carreteras de penetración hacia la sierra, una de las más antiguas que se hizo fue la de Chiclayo a Chota, se inició allá por el año 1925 mediante la ley vial dictada por el presidente Leguía, la cual establecía que todos los hombres mayores de 18 años tenían que trabajar gratis para el estado un día al mes y así se construyeron muchas carreteras. Los primeros vehículos que llegaron a Chota fue aproximadamente por el año 1940, en esos años en una oportunidad un camionero, cada vez que atravesaba por la montaña de Huambos, en un paraje solitario siempre encontraba a una mujer joven pastando sus ovejas al costado de la carretera, a quien piropeaba y la invitaba a subir a su vehículo, hasta que una vez accedió, pero al sentarse a su costado observó que tenía pata de gallina y al mirarle a la cara vio que por un lado era normal y muy hermosa y por el otro era una calavera, y luego desapareció, quedando el piloto absorto y murió botando espuma por la boca.

En el distrito de Querocotillo de la provincia de Cutervo, existe un caserío llamado el Palmo, en donde vivía una familia Gonsales, que se dedicaba a la crianza de ganado y como es costumbre cuando el pasto se agota en un lugar, se lleva el ganado a otro lugar, a veces distante medio día o más de camino y así sucedió con esta familia, en donde dos de los hijos, aún niños de 10 a 12 años de edad se fueron con su ganado a un lugar que quedaba en una hoyada en cuyo fondo había una laguna y en la orilla tenían una choza para pasar la temporada de pastos, en la primera noche que llegaron, habían encendido su fogón para cocinar su mote y asar su carne seca de carnero, que llevaban de fiambre, el ganado lo amarraron cerca a la choza y sus 2 perros bravos acostados cerca a la puerta; en todo el silencio y oscuridad de la noche, aproximadamente a las 8 pm, les canta la cuda, en la misma puerta y los niños se llevaron tremendo susto, pero los perros sorprendidos se abalanzaron sobre la cuda, trabándose una feroz pelea, en donde la cuda gritando se metió a la laguna, arrastrando a los perros que salieron totalmente mojados y sacudiéndose.

En un caserío del distrito de la Ramada perteneciente a la provincia de Cutervo, a un joven que transitaba por un camino se le presentó una mujer joven muy hermosa que le sonreía como si estuviera enamorada de él y así fue cada vez que pasaba por el mismo lugar, al observar que tenía pata de gallina, supo que era la cuda, y por más que quería apartarse; se le prendió tanto que no podía alejarla por más que la insultaba, preocupado el joven se fue a la ciudad de Cutervo con el fin de deshacerse de ella, pero grande fue su sorpresa que en la puerta del cuarto donde se había hospedado, la primera noche le cantó la cuda, pero como ya le habían advertido que la cuda era asquienta, lo que hizo fue desnudarse totalmente y frotarse con heces y abrió la puerta viendo una mujer que se retiraba corriendo y gritándole cochino, cochino y no volvió más.


En el distrito de San Andrés de Cutervo, el actual alcalde, profesor Alejandro Pérez Cardoso, reelecto 4 veces es mi amigo y nos conocemos desde los años 80, porque fue alumno en la Universidad Pedro Ruiz Gallo; cada vez que vamos en excursión a visitar el parque nacional de San Andrés, en donde está la espectacular gruta de los guachoros, el citado alcalde siempre nos da trato preferencial, brindándonos hospedaje en un local de la municipalidad acondicionado para tal fin con colchones y frazadas, por el año 2005 me obsequió un CD, en donde se hace un reportaje turístico en toda el área que comprende el parque y cuando los reporteros con sus guías hacían el recorrido por varios días, una noche acamparon en la parte alta de la cordillera de Tarros, cerca de una laguna llamada Pilco, en un espacio protegido por rocas altas e inclinadas formando una cueva de poca profundidad, que les protegía del viento y la lluvia, cuando habían hecho su fogata y estaban quemando leña para calentarse y alumbrarse, en la oscuridad de la noche antes de dormir aproximadamente a las 8 pm, les canta la cuda muy cerca sobre la cueva, lo que ha quedado grabado en la filmación, probando su existencia, si alguien lo desea puedo darles la copia.

Finalmente en una de mis visitas a la provincia de Bagua, en el caserío llamado La Peca, nos hospedamos una noche en una pequeña tienda comercial campestre llamada “tambo”, conversando con el teniente gobernador de apellido Díaz y otros señores del lugar, estábamos tomando algunas cervezas y al promediar las 11 de la noche en una laguna cercana al lugar cantó la cuda muy fuerte “cudaaaa”, “cudaaa”, seguramente buscando clientes.

De hecho, en cada lugar de la sierra, existen anécdotas sobre la cuda, su existencia es evidente, sin embargo nadie ha podido comprobarlo, porque es un enigma como es la existencia de los OVNIS o platillos voladores, pero lo que si es cierto es que cada vez que la población aumenta y tala el bosque para poblarla al igual que los lugares lúgubres, la cuda, se ausenta, seguramente con el tiempo será menos frecuente hasta perderse, por eso escribo estas referencias para que quede como un recuerdo para el devenir del tiempo y la civilización.

Para los que lean este comentario y tengan alguna referencia adicional que contar pueden aumentar estos relatos.